El Desierto de Atacama, en Chile, es uno de los lugares más oscuros y secos del mundo. Esa combinación lo ha convertido en un laboratorio natural para observar el universo y en un activo científico estratégico para la astronomía global.
Hoy, ese entorno privilegiado enfrenta una nueva presión: un gigantesco complejo de energía renovable proyectado cerca del Observatorio Paranal, operado por el consorcio European Southern Observatory (ESO).
Treinta astrónomos, incluido el Nobel Reinhard Genzel, han firmado una carta abierta advirtiendo que el desarrollo representa una amenaza directa para la capacidad de estudiar el cosmos desde este punto único del planeta.
La filial chilena de AES Corp., AES Andes, planea desarrollar:
Aproximadamente 3,000 hectáreas de granjas eólicas y solares.
Una planta desalinizadora.
Un nuevo puerto asociado al complejo.
De acuerdo con Andreas Kaufer, director de operaciones de ESO, la proyección es que la contaminación lumínica en la zona podría aumentar hasta 35%, alterando la calidad del cielo oscuro que hace único al sitio.
La empresa, por su parte, sostiene que:
Sus estudios técnicos muestran compatibilidad con las observaciones astronómicas.
El proyecto cumple con la regulación chilena vigente sobre contaminación lumínica.
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