Las olas de calor, cada vez más intensas y frecuentes, no solo representan un riesgo para la salud, sino también un enorme desafío para la forma en que diseñamos y habitamos nuestras viviendas, oficinas y espacios urbanos.
El cambio climático está transformando nuestro entorno, y las construcciones actuales —pensadas para un clima que ya no existe— no siempre están preparadas para soportar estas nuevas condiciones extremas.
Adaptarse al cambio climático ya no es una opción, es una necesidad
Según la Organización Meteorológica Mundial, los eventos de calor extremo seguirán aumentando por lo menos hasta 2060. Frente a este escenario, la industria de la construcción tiene una misión urgente: Crear edificaciones más resilientes, confortables y sustentables.
El calor se queda en casa
El 90% del tiempo lo pasamos dentro de edificios. Eso significa que, si los inmuebles no están preparados, el calor puede convertirse en una carga diaria. Muchas construcciones actuales fueron diseñadas para climas del pasado, lo que hoy las hace ineficientes, incómodas y costosas de mantener frescas.