La filial neozelandesa del gigante de alimentos y cosméticos Unilever anunció que experimentará la semana laboral de cuatro días, sin recortes salariales para los empleados.
El grupo precisa que sus 81 empleados podrán formar parte de la prueba, que previsiblemente comenzará en diciembre y durará un año.
Dependiendo de los resultados en Nueva Zelanda, Unilever podría introducir la semana de cuatro días para todos sus 155.000 trabajadores a escala global.
«Nuestro objetivo es medir el rendimiento en función de la producción, no del tiempo. Creemos que la antigua forma de trabajar está desactualizada y ya no es adecuada», declaró el director general de Unilever Nueva Zelanda, Nick Bangs.
«Este es un momento emocionante para nuestro equipo, una forma de validar el papel de catalizador que el COVID-19 ha desempeñado en la transformación de las prácticas en el mundo laboral», dijo Bangs.
Señala que «este es un momento emocionante para nuestro equipo y una validación del papel catalizador que COVID-19 ha desempeñado en la transformación de las prácticas laborales estándar. La sólida trayectoria de crecimiento de Unilever NZ como empresa hace que este sea el momento perfecto en nuestro ciclo de vida para impulsar algo nuevo y ambicioso».
La iniciativa se basa en el objetivo de la compañía de mejorar el bienestar de sus empresas y empleados. El fin es eliminar las barreras que limitan la creación de valor y centrar sus energías en crear impacto y obtener resultados. «Nuestro objetivo es medir el rendimiento en función de la producción, no del tiempo. Creemos que las viejas formas de trabajar están desactualizadas y ya no son adecuadas para su propósito», asegura Bangs, quien confiesa que se han inspirado en Andrew Barnes y su equipo en Perpetual Guardian.
La empresa espera que sus empleados tengan una mayor productividad si se les permite una mayor flexibilidad. Los resultados del experimento serán analizados por la Universidad de Tecnologías de Sídney.
La primera ministra Jacinda Ardern presentó en mayo la posibilidad de cambiar a la semana de cuatro días para ayudar a reactivar una economía lastrada por las restricciones impuestas por el coronavirus, que incluyeron un confinamiento de siete semanas.
«Básicamente, se trata de una comprensión holística de cómo el trabajo y la vida encajan, y de mejorar el bienestar físico y mental«, explica el Managing Director de la compañía en Nueva Zelanda.