Living Streets: How Cities Are Trading Car Culture for Climate Resilience, escrito por Tharika Lecamwasam en colaboración con Leading Cities y Afkar Collective, analiza cómo la infraestructura urbana centrada en los autos está cediendo terreno a modelos de desarrollo que priorizan a las personas, la resiliencia climática y el bienestar colectivo.
La autora advierte que las consecuencias del dominio automotriz son profundas: Contaminación atmosférica, islas de calor, fragmentación de ecosistemas y un aumento de riesgos para la salud pública. En Estados Unidos, por ejemplo, más de la mitad del suelo urbano está destinado a infraestructura para los autos, lo que deja menos espacio para áreas verdes y para el encuentro comunitario. “El diseño urbano centrado en el ser humano puede mejorar la calidad del aire, reducir las emisiones de carbono, fortalecer la salud pública y crear comunidades más habitables”, sostiene Lecamwasam.
Cita el documento ejemplos de ciudades que están reimaginando sus calles como espacios multifuncionales. Nueva York, por ejemplo, registró una disminución del 57% en las lesiones relacionadas con bicicletas tras implementar carriles protegidos, mientras que el programa Ciclovía de Bogotá inspiró a cientos de urbes en todo el mundo a cerrar temporalmente las calles a los autos para entregarlas a los peatones y ciclistas.