Del 13 al 17 de noviembre, México vivirá una nueva edición de El Buen Fin, una campaña que promete dinamizar el consumo en un entorno donde los compradores son más cautelosos, los comercios más estratégicos y las autoridades más vigilantes.
El llamado “fin de semana más barato del año” se consolida como una temporada de consumo híbrido, donde la tienda física y el canal digital conviven con un consumidor que ya no se deja deslumbrar por los grandes letreros de “oferta”. Hoy, la decisión de compra es más racional y documentada.
Un comprador más analítico y paciente
De acuerdo con Alejandro Zubiría, asesor financiero y representante de TRUST, el nuevo consumidor mexicano compara, investiga y planifica antes de decidir. “Hoy se toman capturas, se cruzan precios entre tiendas, marketplaces y bancos. Esa evidencia es la que separa la oportunidad real del espejismo comercial”, explica.
Su recomendación es simple pero efectiva: definir un precio meta antes del arranque de El Buen Fin. Si la rebaja no alcanza ese umbral, conviene esperar. La disciplina, dice, no es enemiga del ahorro, sino su base.
Descuentos reales vs. promociones disfrazadas
En esta edición, el matiz entre oferta y promoción será clave. Mientras la primera implica una rebaja verificable en el precio, la segunda puede depender de bonificaciones, cupones o artículos adicionales que no reducen realmente el costo del producto deseado.
Para verificarlo, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) refuerza sus herramientas digitales, como el comparador “Quién es Quién en los Precios” y el micrositio de El Buen Fin, donde los usuarios pueden contrastar precios por ciudad y categoría en tiempo real.
Fuente: realestatemarket.com.mx











