En México, cada vez más familias deciden abrir las puertas de su vivienda a través de plataformas como Airbnb, pero no como un trabajo de tiempo completo, sino de manera ocasional.
La motivación principal: Generar un ingreso extra que les ayude a enfrentar el aumento en el costo de vida y, al mismo tiempo, aprovechar la creciente llegada de turistas nacionales e internacionales.
De acuerdo con datos de la plataforma, 7 de cada 10 anfitriones tienen otras profesiones y solo rentan su espacio cuando les resulta conveniente:
Durante vacaciones, mientras viajan por trabajo o en momentos en que su ciudad recibe un evento masivo. Alrededor del 35% de los anfitriones lo hace en fechas clave como conciertos, festividades o competencias deportivas, cuando la ocupación hotelera rebasa su capacidad.
Los ingresos representan un alivio para muchas familias: Más de la mitad declaró que este dinero les ayudó a conservar su vivienda, pagar alimentos, servicios básicos o incluso a remodelar su casa. En un contexto en el que, según el INEGI, 23% de la población ocupada trabaja por cuenta propia, compartir el hogar se suma a la tendencia del autoempleo y la economía flexible