La relocalización de las líneas de producción en México (nearshoring) ha detonado el uso de espacios industriales, pero también el de inmobiliario de lujo, cuyo mercado ha tenido un crecimiento por la llegada de nómadas digitales y otros profesionistas al país, principalmente en Jalisco, Baja California y Ciudad de México.
Andrés Martínez, director de Marketing de la desarrolladora inmobiliaria Grupo GFA, dijo que ese tipo de desarrollos busca resolver una mayor exigencia en términos de sofisticación, amenidades y de trabajo remoto.
“Tiene que ver el hecho de que cada vez más gente está contratada por empresas extranjeras, así como gente local que también está siendo contratada por ese tipo de compañías; además, el hecho de hacer negocios con Estados Unidos y otros países, es que se está dando la necesidad de espacios para hacer trabajo remoto”, aseguró el directivo en entrevista con T21.
En cuanto a la adquisición de esos inmuebles, agregó que entre el 60% y 65% son inversionistas locales, quienes compran en zonas como Zapopan, Jalisco.
Señaló que este mercado inmobiliario tiene un gran potencial para crecer, sobre todo ante la llegada de nómadas digitales, que son personas que trabajan remotamente y usan la tecnología para realizar sus labores desde cualquier lugar. Esta forma de trabajo se detonó durante la pandemia de COVID-19.
De acuerdo con cifras de NomadList, más del 15% de los nómadas digitales que viajan a América Latina eligen a México como su principal destino. Además, la consultora ATDAC estimó que, a finales de 2024, cerca de 100 mil nómadas digitales se encontraban trabajando en el país.
Por efectos del nearshoring, Tijuana, Baja California, es otra de las ciudades donde se ha observado este fenómeno, que ha conllevado a la demanda de espacios residenciales.