El proyecto anterior buscaba conectar a la Ciudad de México con Querétaro en apenas 58 minutos, una fracción del tiempo que ahora toma este recorrido en automóvil o camión. En etapas posteriores, se proyectaba que también conectara con Guadalajara y Monterrey.
Para ello, en agosto de 2014 se emitió la licitación pública internacional LO-009000988-I55-2014 para la adjudicación de un contrato mixto de obra pública que contemplaba la elaboración del proyecto ejecutivo definitivo, su construcción, suministro, puesta en marcha, operación y mantenimiento, en el que 84 empresas estuvieron interesadas, entre ellas firmas como Bombardier, Alstom y CICSA.
Sin embargo, sólo un consorcio de ocho empresas chinas y mexicanas liderado por Railway Construction Corporation presentó su propuesta en octubre de 2014, por un monto de 50,820 millones de pesos, por lo que otras firmas acusaron de tiempos insuficientes para la elaboración del proyecto, pidiendo prórrogas sin que les fueran otorgadas.
El 3 de noviembre se emitió el fallo a favor del consorcio, pero apenas tres días después, el 6 de noviembre, el Ejecutivo Federal anunció que se dejaba sin efecto.
La nueva administración había puesto sobre la mesa la reactivación de este proyecto, aunque solo si se daba con recursos privados.
“No descartamos esa posibilidad. El Estado no podría (…) hacer esa obra porque, además de los recursos, que no los tendríamos, no nos alcanzaría el tiempo y no queremos dejar nada sin terminar”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador, en agosto.
Ahora, el proyecto revive dentro del primer paquete de proyectos de infraestructura bajo un esquema de concesión.